El 12 de enero de 1655 ingresaba a la cárcel del Santo Oficio en la ciudad de México, Melchor Pérez de Soto, primer criollo en lograr el puesto vitalicio de Maestro Mayor de la Catedral Metropolitana. Poseedor de una excepcional biblioteca de mil quinientos dos cuerpos de libros de a folio y a medio, cuarto y octavo de diferentes autores de latín y romance, se le acusa de tener en su haber libros de astrología judiciaria. Por ello será aprendido y encerrado en las cárceles secretas de la Inquisición. La memoria de su trágico destino sobrevivió entre los documentos inquisitoriales de los últimos juicios de reos de fe condenados a la hoguera. Aquellos posteriores al año del Auto Grande de 1649. De su vida y de su obra poco se sabe, no por escasa ni por vulgar, sino por el silencio que su escabroso fin impuso a su memoria. Sin embargo, Pérez de Soto distaba en mucho de ser un personaje cualquiera.
Su afición por la astrología era bastante común en la sociedad novohispana aún cuando ésta era castigada con severidad por la Inquisición. Los aficionados, que eran muchos y se encontraban principalmente en las poblaciones urbanas, pertenecían en gran medida a la intelectualidad de la Iglesia. De hecho, Pérez de Soto se inició en la lectura de obras de astrología con la guía de dos frailes: el agustino Felipe de Castro y el mercedario Diego de Rodríguez quien era catedrático y fundador de la cátedra de astronomía y matemáticas en la Real y Pontificia Universidad. Con Diego de Rodríguez el arquitecto, además, compartió el interés por los problemas fisico matemáticos de las maquinarias de guerra. Nicolás de Robles tradujo varias obras de astrología para el Maestro Mayor, así como el bachiller José Benitez de la Cruz, estudiante de filosofía, hizo lo propio con obras clásicas de astronomía. Como si esto no fuera poco, el padre Francisco Javier Farías del Colegio de San Pedro y San Pablo, y el padre rector de la Compañía, don Horacio Carochi, le ayudaron a estudiar cuadernos de astrología. De tal manera, que Pérez de Soto practicaba la astrología de manera casual y llegó a "levantar carta" más de una vez a miembros de la Iglesia. Sin embargo, el 12 de diciembre de 1654 fue acusado formalmente por el Santo Oficio de haber cometido delitos contra la fe al practicar astrología judiciaria y tener entre sus libros obras prohibidas.
Mientras esto ocurría, en su celda, Pérez de Soto escribía instrucciones para la construcción del campanario, esperando una resolución a su juicio. Pero el proceso, por razones aún desconocidas, se prolongó penosamente durante meses. Finalmente, el Maestro Mayor desesperó. Las actas inquisitoriales indican que debido a la tristeza, nerviosismo y desánimo del prisionero se le permitió la compañía de otro reo. A la mañana siguiente, Pérez de Soto fue encontrado sin vida. Durante la noche, le había asesinado su compañero de celda. El caso se cerró inconcluso.
El nombre de Melchor Pérez de Soto se borró de la memoria gremial y el tiempo hizo lo propio en las lápidas de la iglesia de Santo Domingo en donde su cuerpo fue enterrado. Parte de la biblioteca se devolvió a su esposa, Leonor de Montoya, quien declarándose analfabeta y necesitada de dinero, terminó por vender las obras como papel viejo.
. Archivo General de la Nación, "Causa criminal contra Melchor Pérez de Soto, astrólogo, sobre tener libros prohibidos de la astrología judiciaria y usar de ella". Ramo: Inquisición 1649-1654. Vol II, fols. 224-327.
. Guillermo Boils, "Entre los libros y el andamio: Melchor Pérez de Soto, arquitecto novohispano", Cuadernos de Arquitectura Virreinal, no. 12, 1992.
. Manuel Romero de Terreros, Un bibliófilo en el Santo Oficio, México, Librería Robredo, 1920.
. Johanna Lozoya, "Semblanza: Un ilustre desconocido. Melchor Pérez de Soto", Arqueología Mexicana, vol VIII, num. 47, enero-febrero 2001.
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